Una carta de amor al séptimo arte.
No estoy segura de cuando inició mi amor por el cine, tal vez apareció cuando mi papá y yo manteníamos obsesionados con El chavo del 8 viéndolo por horas cada fin de semana, y podíamos repetir episodios mil veces que siempre nos hacían reír o llorar, o cuando me repetía El zorro una y otra...